Buuuuuu....

Sólo el alma sensible de un artista es capaz de mirar al mundo y comprenderlo todo aun cuando sea diferente a si mismo, pero que incomprensibles somos cuando es el mundo quien nos mira

Ideas locas!!!
1. popo
2. pupu
3. caca
4. heces fecales
5. mierda
6. materia fecal
7. cosas fecales
8. mojon
9. figuras fecales
10. extremento
11. cerote
12. estiercol
13. dibujos defecados
14. zurullo
15.chorizos mixtos
creacion por Rinna y Bethza


Lo primero es desechar todo tipo de razonamiento lógico acerca del tema en el cual nos queremos engañar, puesto que esto conduciría peligrosamente a encontrar la verdad. Engañarse a sí mismo bien puede ser un acto de piedad porque si uno es una persona odiosa no podría vivir consigo mismo si no tiene una visión distorsionada de la imagen propia.
Una vez desechado el estorbo de los pensamientos lógicos, se debe planear la mentira. Esta ha de ser cuidadosamente escogida, puesto que siendo nosotros inteligentes (vamos a asumir que así es), podríamos darnos cuenta de nuestro engaño, y al final no conseguiríamos engañarnos. Un método efectivo es hacer una sustitución de la verdad a través de repeticiones constantes. Por ejemplo, si nosotros sabemos que apestamos como escribidores de blog, debemos repetirnos constantemente yo soy un buen bloguer y el público me ama por lo menos cien veces al día durante una semana. Al final de la semana, se hará una evaluación. Leeremos nuestros posts nuevamente y si notamos destellos de genialidad, sabremos entonces que vamos por buen camino.
Cuando hayamos logrado engañarnos totalmente, cuando a pesar de toda evidencia estemos convencidos de que lo que pensamos es cierto, conviene desechar los recuerdos de cómo lo hicimos. Si nos vienen a la mente pensamientos como “¿me estaré engañando yo mismo?” debemos negarlo rotundamente una y otra vez, hasta que ese pensamiento se parezca al ruido que hace una gota de rocío al caer a tierra en una húmeda mañana de junio, en un año de mundial de fútbol.

Blablabla ¬¬

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Renueva

Renueva
Sólo nueva, aunque perdida. Quizá al borde, encontrada... espero, no desesperada.

Realidad

Mi memoria conserva apenas solo el eco vacilante de su alta melodía: lamento de metal, rumor de alambre, voz de junco, también latido, vena.

Recuerdo claramente su erre temblorosa, su estremecida erre suspendida sobre un abismo de silencio y ámbar, desprendiéndose casi de la música oscura que por detrás la asía, defendiéndose apenas del cálido misterio que la alzaba en el aire creando un solo cuerpo de luz y de belleza.

Luminosa y precisa, yo la sentía en mi ser profundamente, sabía su sentido, descifraba sin llanto su mensaje, porque acaso ella fuese? o sin acaso: cierto? La única palabra irrefrenable que mi sangre entendía y pronunciaba: una palabra para estar seguro, talismán infalible significando aquello que nombraba.
Como un perfume que lo explica todo, como una luz inesperada, su presencia de viento y melodía
hería los sentidos, golpeaba el corazón, estremecía la carne con el presentimiento verdadero de la honda realidad que descubría.

Pronunciarla despacio equivalía a ver, a amar, a acariciar un cuerpo, a oler el mar, a oír la primavera, a morder una fruta de piel dulce.

Todo ocurría así, hasta que un día la dije bien, y no entendí su cántico.

La grité clara, la repetí dura, y esperé ávidamente, y percibí, lejano, un eco inexplicable, infiel reflejo que en vez de iluminar, oscurecía, que en vez de revelar, cubrió de tierra la imprecisa nostalgia de su antiguo mensaje.

Cuando un nombre no nombra, y se vacía, desvanece también, destruye, mata la realidad que intenta su designio.